domingo, 25 de octubre de 2015

NOS SUCEDIÓ EN PARÍS

Nos sucedió en París, pero nos podía haber sucedido, estoy seguro, en cualquier otra ciudad. Hacíamos cola para entrar en el Panteón. Cuando llegamos a la taquilla, la empleada nos preguntó si queríamos que pasara con nosotros la chica que estaba a nuestra izquierda. Le pregunté por qué. Me dijo que no permitían entrar menores sin adultos y la chica había venido sola. Por fortuna para mí, la joven era italiana y mi italiano es mucho mejor que mi francés. Nos dijo que tenía 17 años y que no entendía por qué no podía entrar sola. Se había separado del grupo para ver cultura. Por supuesto, la dejamos entrar con nosotros. Luego la observamos, se paraba a mirar las esculturas y las inscripciones, tomaba nota, tras lo que se sentó a escuchar música con los auriculares. Estaba disfrutando, se notaba, y tenía 17 años. Entonces me dije que no todo estaba perdido, que es falso que la juventud no ame la cultura, que personas como ella hay en cantidad, lo que sucede es que no nos fijamos, solo vemos lo malo, el tópico, porque lo fácil es criticar, destruir y no construir. Nos sucedió en París, pero nos podía haber sucedido en cualquier otra ciudad.

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