viernes, 30 de marzo de 2018


Cuántas vidas fascinantes desconocemos por culpa de nuestros propios complejos.
Esa maraña de debilidades, envidias y brutalidades que da forma al machismo.
Elizabeth Bisland y Nelly Bly fueron las pioneras del reportaje periodístico en Estados Unidos.
Protagonizaron una rivalidad propia de la mejor de las novelas al competir al mismo tiempo contra los 80 días de Phileas Fogg. En efecto, ambas, apoyadas por magnates de la prensa, se propusieron en 1889 dar la vuelta al mundo en menos de 80 días. Una carrera apasionante no exenta de cientos de anécdotas que ambas recogieron en sus diarios de viaje. Ganó Nelly Bly, aunque es probable que su magnate, Pulitzer, provocase un pequeño malentendido en Inglaterra haciendo creer a Bisland que su barco ya había zarpado y obligándola así a tomar uno mucho más lento. Lo dicho, de novela.
Bly tardó 72 días. Bisland 76. Ambas habían recortado la marca ficticia de Fogg. Ambas convirtieron la ficción en realidad.
En su pasión periodística, Bly fue capaz de vivir como supuesta interna en un psiquiátrico de la época para, al salir, escribir un artículo de denuncia que hizo cambiar las normas en ese tipo de instituciones. Además, fue corresponsal en la Primera Guerra Mundial en el frente Este y cubrió con sus artículos la mayor parte del movimiento sufragista en su país.
Bisland se decantó más hacia la literatura.
Curiosamente, ambas periodistas están enterradas en el mismo cementerio de Nueva York.
Vidas fascinantes que, en mi opinión, deberían ser de obligado conocimiento en colegios e institutos. Como tantas otras que han quedado silenciadas bajo la larga y pesada sombra de los hombres.

domingo, 25 de marzo de 2018


Nunca me gustó Harry Potter y no me gustará jamás. No me lo creo, me resulta una versión infantiloide del Mundodisco de Prachet con elementos mal copiados de Tolkien y C.S. Lewis. De hecho, cuando me tropiezo con alguna de las películas en televisión siento vergüenza ajena ante el ridículo que cometen con alevosía todos sus personajes.
Sin embargo, es importantísimo que exista Harry Potter.
Cuando estoy haciendo los turnos de patio en los recreos siempre me encuentro con algún niño o niña que aprovecha esos pocos minutos para leer. Cuando les pregunto qué leen, casi siempre me contestan que Harry Potter y me enseñan con orgullo la portada del libro.
Tendríais que ver la cara de felicidad con la que me lo dicen, tendríais que ver su concentración en la lectura, sus ojos grandes y brillantes devorando palabras con avidez.
Mi agradecimiento eterno a J.K. Rowling por escribir esta obra, causante de adictos a la lectura. Gracias a ella (y por supuesto a otros autoras, como María Frisa, Elvira Lindo o Laura Gallego), los demás escritores podemos seguir escribiendo.

domingo, 18 de marzo de 2018


Os acordaréis de la polémica surgida a raíz de unas de las acepciones que admite la RAE de “fácil”, refiriéndose a mujer fácil, que se presta sin problemas a mantener relaciones sexuales. Pues bien, eso ya ha cambiado. Y todo se debe a la iniciativa de una alumna de primero de bachillerato de un instituto de Tenerife, que entendió que esa acepción era discriminatoria hacia la mujer. ¿Quién dice que la juventud está perdida?
La alumna, estudiante del IES Manuel González Pérez, acordó con sus compañeros reclamar a la RAE, no la retirada de la acepción, sino que cambiara mujer por persona, aludiendo así a los dos sexos. Así de simple, así de grande.
Acompañaron su petición con un video que ellos mismos editaron y que empezaba con cada uno de los varones de la clase diciendo “si ella es fácil, yo también”.
Claro que es posible cambiar el mundo. Todo es ponerse.
Ellos lo consiguieron. La RAE ha admitido el cambio.

domingo, 11 de marzo de 2018



Mujeres de España
Que sepáis que la Iglesia Católica comprende los motivos de vuestra huelga feminista.
Claro que sí, guapi.
Y quiere que sepáis que hasta la Virgen María os apoyaría, aunque el Vaticano todavía no haya firmado la carta de la ONU, organización de la que es observador permanente desde 1964 y miembro de pleno derecho desde 2004, de rechazo a la discriminación de las mujeres (carta de 1979)
La Iglesia Católica os comprende, mujeres de España, pero os pide que dejéis de abortar.
Que basta ya de quitaros el peso de la maternidad.
Que a ver si subís la natalidad que luego no da para las pensiones.
Que no os hagáis aquelarres químicos con la fecundación in vitro.
Que cuanto más varón sea el varón, mejor para todos en la casa.
Que cuanto más mujer y más femenina sea la mujer mejor para todos en la casa.
Que nos os dejéis meter goles por el demonio.
Que la ideología de género impone la cultura de la muerte.
Que el feminismo ideológico es un paso en el proceso de la deconstrucción de la persona.
Que no os hagáis feministas.
Que con el feminismo estáis destruyendo el matrimonio y la familia.
Que no seáis lesbianas, pero que si lo sois, no os preocupéis que la Iglesia os acoge con compasión.
Que os quedéis más en casa.
Que debéis dar calor, acogida y ternura al hogar.
Que el hombre es quien representa la autoridad.
Que no os divorciéis.
Que el sexo es solo en el matrimonio.
Que no opinéis tanto.
Que a ver cómo os vestís, si es que vais provocando.
Que da igual que les denunciéis por humillaros y ofenderos con sus opiniones públicas sobre vosotras; la Justicia, hasta ahora, ha archivado las denuncias.
Que no podéis ser curas, ni obispas, ni papas.
Y por último, pero no por ello menos importante, la Iglesia Católica os quiere hacer saber, mujeres de España, que Dios os ama.

viernes, 2 de marzo de 2018



Lo hacemos y ya vemos.
Es una frase de la película de la película La llamada. Esperaba más de esta peli, no sé, que fuera más divertida, pero es muy irregular, con partes animadas y otras realmente aburridas. La primera vez que el personaje de Anna Castillo dice “lo hacemos y ya vemos” te ríes porque piensas que se está refiriendo a las relaciones sexuales. Más adelante, te hace ver que, en realidad, esa frase es una filosofía de vida.
Lo hacemos y ya vemos.
Hay que hacerlo, sea cual sea el sueño que persigues, hay que hacerlo. Ni siquiera intentarlo, hacerlo y, luego, ya vemos si lo hemos hecho bien, si lo hemos conseguido, o si ha salido mal y queremos aprender de ello. Me di cuenta de que esa siempre ha sido mi filosofía de vida, aunque no la había bautizado. Desde luego, hay más formas de expresarlo, pero me gustó esa, “lo hacemos y ya vemos”.
Os animo a que siempre lo hagáis. No os quedéis con las ganas, que no os pueda el miedo. El miedo es una opción. Lo hacéis y luego veis qué tal ha ido. Recordad que nos arrepentimos de lo que no hacemos. De lo que hacemos mal aprendemos, pero es peor no haberlo hecho.
Solo por esa frase le guardaré un cariño especial a esa película que, en el fondo, decepciona.
Lo hacemos y ya vemos.