Es curioso cómo se
desarrollan los acontecimientos en nuestra vida, o cómo afectan en nuestras
decisiones, porque si me hice policía fue por el enfado de mi primo Daniel. Cuando éramos
unos chiquillos siempre jugábamos al escondite y siempre era mi primo el
primero en ser encontrado. Nos reíamos mucho de él por este motivo, hasta que
un día nos dijo que se iba a esconder tan bien que nadie le encontraría. Conté
hasta cien y se escondió. Todos se escondieron. Han pasado veinte años desde
entonces y aún no lo hemos encontrado.
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