Cuando cuido el patio del colegio suele venir
algún niño o niña de seis años con la misma pregunta. Me miran extrañados, como
si yo estuviera desenfocado y ellos trataran con sus ojos de mejorar la nitidez
de la imagen, y entonces dicen: ¿por qué tienes el pelo blanco?
Aquí es donde pongo en marcha mi imaginación
diciéndoles uno y mil argumentos, tales como que se me derramó la harina en la
cabeza mientras hacía un pastel, que había estado pintando y el cubo me cayó
encima, o que en la otra zona del colegio había estado nevando…Cualquier cosa
menos hablarles del inexorable paso del tiempo. Ya lo descubrirán más adelante,
cuando toque. Y por lo general me creen, aunque siempre hay alguno que aprieta
los ojos desconfiado.
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