martes, 2 de agosto de 2016




“Que hablen mal de uno es espantoso, pero existe algo peor: que no hablen” La frase es, cómo no, de mi querido Oscar Wilde y parto de ella para expresar mi agradecimiento a Haplo Schaffer y a todos los que habéis firmado pidiendo la retirada del libro “75 consejos para sobrevivir en el colegio”, pues, gracias a vuestra eficaz y desinteresada labor de divulgación, he podido conocer este estupendo libro. Os lo digo de verdad, de no ser por vuestra campaña censora e intolerante, términos propios de una dictadura, jamás hubiera conocido esta novela de María Frisa, o me hubiera interesado lo más mínimo por ella.
Lo he pasado de maravilla leyéndola, siempre con la sonrisa puesta y, en ocasiones riendo a carcajadas. El retrato que hace de los adultos es magistral y el de los profesores (y yo soy profesor) muy divertido. ¿Qué adulto no se ve reflejado en alguna parte de libro?, ¿y quién no se reiría?
El libro está repleto de mensajes positivos, empezando por el fomento de la creatividad (para mí fundamental en el proceso educativo y, por desgracia, muy escasa en el sistema de enseñanza español); te estimula a ser tú mismo, a tener tu proprio criterio. ¿Con doce años? Pues claro, en algún momento hay que empezar y esa edad es idónea; te habla de no seguir al rebaño, de no seguir las modas, de tener tus propios sueños. ¿Cómo es posible que alguien acuse a este libro de fomentar el acoso escolar? SI LO QUE HACE ES PRECISAMENTE LO CONTRARIO.
Lo único que tengo que achacarle a la novela es que, en ocasiones, usa un lenguaje un tanto agresivo para una niña de doce años. Pecata minuta en comparación con lo bien que lo he pasado leyéndolo. Tenía mis dudas antes de leerlo sobre la idoneidad de la franja de edad a la que está destinado, pero se me han disipado. Es perfecto, básicamente porque con todo lo que cuenta, el lector se ve reflejado en un espejo y así es como mejor aprendemos, cuando nos vemos desde fuera. Los adultos también.  Luego, gustará o no a los niños, que cada persona es un mundo.
Opiniones, buenas o malas, las que se quieran; eso es lo que enriquece en una sociedad abierta y plural. Linchamientos e intolerancia hacia una novela de ficción, y esta lo es, jamás.JAMÁS.

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