sábado, 30 de julio de 2016

FRUSTRACIÓN (relato)



Admitámoslo, la mayoría de los hombres deseamos tener hijos para jugar al fútbol con ellos. Eso es lo primero que aparece en la cabeza en cuanto sabemos que vamos a ser padres. Abelardo no. Él quería tener una hija, y la razón era bien sencilla. Disfrutaba imaginando cómo llamarían los chicos a su hija adolescente y cómo él cogería el teléfono gastándoles todo tipo de bromas. Pondría voz de mafioso, o de poli malo y les amenazaría con mil cosas, o las haría un interrogatorio de tercer grado tratando de no estropearlo riéndose de su propia broma.
-¿De qué te ríes?- le preguntó su mujer extrañada al ver la actitud de su marido con su hija recién nacida en brazos.
-¿Eh? De nada, de nada.
Quince años más tarde, Abelardo cargaba sus ojos de cansada frustración mirando cómo su hija chateaba alegremente con su móvil sentada en el sofá del salón.

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