Cuánto me gustaría
poder decirte que todo pasa, el dolor también. Cuánto me gustaría que me
creyeras. Quisiera poder convencerte de que vales mucho más que aquellos que te
marginan o que te insultan. Quisiera que el tiempo dejara de ser abstracto para
ti y que pudieras tocarlo; sí, ese tiempo que piensas que no tienes o que se te
viene encima, quisiera que lo tocaras, que sumergieras tu cabeza en él y que
vieras que serás feliz, que, de hecho, puedes serlo ya, que la gente que de
verdad importa no te ha abandonado, que está a tu lado y que siempre lo estará.
Quisiera poder convencerte de la basura que representan los que te acosan,
hacerte ver que no son más que unos amargados que el tiempo, ese tiempo que
quisiera que tocaras, los pondrá en su sitio. Quisiera que comprendieras que la
gente olvida a una velocidad pasmosa y que esa foto tuya que colgaron en las
redes y que usan para sus burlas será olvidada como siempre se olvida
todo. Quisiera poder convencerte de que
tu mundo no se hunde, tu mundo su transforma y tú eres su arquitecto, siempre
lo serás. Quisiera poder tenerte frente
a un espejo y decirte que eres la criatura más hermosa de la naturaleza, porque
eres tú y nadie más que tú; y me gustaría que lo vieras de verdad y que
sonrieras. Que los libros que lees, la música que escuchas, la ropa que vistes,
tu forma de andar, de mirar, de respirar, te representan y te enriquecen porque
forman parte de ti, tú los elegiste y te hacen feliz. Quisiera poder
convencerte de que nunca debes avergonzarte de ti mismo.
Quisiera.
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