jueves, 13 de julio de 2017



Durante años, Televisión Española no tuvo que competir con nadie. Curiosamente, la ausencia de competencia le hizo estar a la altura de lo que se le pedía, un medio digno de entretenimiento e, incluso, de cultura. Hablo, sobre todo, de finales de los 70 y comienzos de los ochenta. Claro que los que lo vivíamos no teníamos opción, no podíamos contrastar, ni elegir otras cadenas puesto que no existían. El tiempo sí nos ha permitido comparar y la verdad es que me quedo con aquella TVE que me dio a conocer a los clásicos del cine con sus maravillosos ciclos de estrellas y directores, con Sábado Cine, con el Show de los Teleñecos, con Cosmos, Yo Claudio y tantos otros.  Luego, entendió que para competir con las demás cadenas debía ofrecer lo mismo que ellas, empezando así su caída libre hacia el estercolero que, salvo alguna honrosa excepción, se ha convertido. (Sin hablar de su inmensa deuda) ¿Os imagináis qué nos pasaría si en nuestros trabajos funcionáramos así para superar a la competencia? En efecto, no duraríamos un asalto.


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