Cuando les digo a los alumnos que gano el 5% por unidad vendida de
“Clara dice” o el 8% por “Los trenes perdidos” y, además, les digo que incluso
los escritores consagrados no pasan, en este país, del 10%, se quedan en estado
de shock. Luego de unos segundos en silencio sé que uno de ellos me hará la pregunta
inevitable.
-¿Y entonces por qué escribes?
Yo arrugo la boca como Robert de Niro y les digo
-Eso quisiera saber yo. ¿Por qué a pesar de todo, sigo escribiendo?
No se los sé explicar. No creo que haya palabras para explicarlo. Yo,
al menos, no las conozco.
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