Culpar a internet de
las estupideces que dicen y hacen algunos en la red es igual de inútil que
culpar a los videojuegos de la violencia de algunos adolescentes. Desde luego,
las redes sociales se están convirtiendo en una especie de tribunal de la
Inquisición, o en un instrumento que ya hubiera querido Joseph McCarthy para su
“caza de brujas” de los años cincuenta. Dentro de esta tendencia, me
sorprenden, por la estupidez de quienes lo ponen en práctica, dos cosas: opinar
sin saber, opinar por amiguismo sin tener en cuenta, por ignorancia consciente,
del daño que se puede estar haciendo. Pero la otra cosa es la que se lleva la
palma, la que está en el top ten de la estupidez humana en las redes, que es
confundir opinar con acusar. Y mira que hay que tener mucho serrín en el
cerebro para confundirlos. Pues los confunden.
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