¿Dejarías a tu hija/o
de once años solo de madrugada en medio de la ciudad? ¿Verdad que no? ¿Entonces
por qué le dejas a tu hija/o de once años un móvil con libre acceso a internet?
Porque es exactamente lo mismo, aunque no lo veas, aunque no lo sientas, es lo
mismo. Lo estás poniendo en un grave riesgo, aunque tú pienses que solo lo usa
para jugar, aunque pienses que es una maquinita. Es más que eso. Es mucho más
que eso.
Es muy frustrante, porque entre la primera y
la tercera pregunta parece que se haya levantado un muro, invisible pero infranqueable,
que te impide ver la gravedad de ambas
cuestiones.
Por favor, no me digas
que se lo has dado para sentirte más seguro, para tenerlo controlado, para que
te llame o escriba cuando salga del colegio. Venga, no me lo dices en serio.
¿Sabes que así lo único que haces es crearle un montón de inseguridades,
además, de una más que segura adicción? Te hago algunas preguntas ¿cómo hemos
llegado hasta aquí los humanos sin un móvil? ¿Cómo fue posible que hayamos
podido evolucionar, reproducirnos, vivir, aumentar nuestra esperanza de vida,
ser felices, llorar, gritar, amar sin el móvil? ¿Cómo es posible que tú hayas
podido llegar a la edad adulta sin un móvil? Tampoco me digas que eran otros
tiempos. Eso no lo justifica. El móvil no es un juguete, tampoco un mecanismo
de control. Es una herramienta muy útil, utilísima, si se usa desde la
responsabilidad y la educación, lo mismo que internet. Si va a ser inevitable y se lo vas a dar
igualmente, por favor, edúcale para que lo use con responsabilidad.
Si quieres, busca
información sobre la ballena azul. Si yo no te he convencido, puede que ella
sí. Espero que a tiempo.
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