domingo, 27 de noviembre de 2016



-Leonardo, eres hipertenso- me anunció mi médico de cabecera.
            -¿Y eso qué significa?- pregunté sin interés.
            -Que tienes ahí dentro una cosa que se llama presión arterial que si no la controlas acabará matándote.
            Con el médico sí que no me iba a callar.
            -Bueno, muertos es como acabaremos todos, ¿no?
            Curiosamente, mi comentario (y declaración de principios de aquella época), no le alteró para nada esa cara de idiota que tenía. Simplemente, se limitó a sonreír.
            -¿Y no te gustaría que eso sucediera lo más tarde posible?
            -Psa- solté yo encogiéndome de hombros.
            -La buena noticia es que al menos, de momento, no necesitas medicamentos. Bastará con que hagas ejercicio, camines, comas sano y, sobre todo, evites la sal.
            -¿Y podré ir a la playa?- pregunté serio.
            -Claro, ¿por qué no ibas a poder?
            -Por lo de la sal del mar, ya sabe- el doctor me miró algo incrédulo-. Era una broma-aclaré manteniendo mi seriedad.
            -Ya, pero muy mala, ¿no?
            Ese jodido doctor nunca entendió mi sentido del humor.

De mi novela “Mis ojos llenos de ti”

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