Hace
mucho tiempo, en una galaxia muy lejana, solía visitar yo los fines de semana
un bar que se llamaba La Sindical, situado justo debajo de la Sindical de
Comisiones Obreras, de ahí su nombre. El bar era amplísimo y solo vendía, que
yo alcanzara a saber, cerveza y vino. Se llenaba de juventud y el dueño se
hacía literalmente de oro con nosotros. Yo estaba convencido de que el secreto
de su éxito era su política de bajos precios (llamándose la Sindical), pero no,
no era solo eso. Un día, después de mucho asistir sin que me pusieran nunca
falta, me percaté de un detalle que se me había pasado por alto, y es que en
el local nunca, pero nunca, sonaba
música. El único sonido era un ensordecedor murmullo juvenil. Le pregunté al
dueño la razón de la ausencia musical y me dijo algo que he recordado siempre.
“Mira, Carlos, la música es cuestión de gustos, es subjetiva. Desde que la
ponga en mi local empezaré a perder clientes porque nunca llueve a gusto de
todos” Me dejó con la boca abierta. Aquél y no otro era el secreto de su éxito.
Bueno, pues esa es mi filosofía respecto a mi muro de Facebook o a mi blog. No
hablar nunca, salvo alguna excepción, de política (tema que, por otro lado, me
apasiona)
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