domingo, 18 de septiembre de 2016

A MONEDA POR DESEO (relato)



 Miguel sentía un gran aprecio por su ciudad, urbe barroca rebosante de iglesias, plazas y, sobretodo, fuentes. En su largo camino, un paseo para él, a su lugar de trabajo, siempre arrojaba una moneda en alguna de las fuentes con las que se cruzaba, momento en el que, no podía ser de otra manera, pedía el mismo deseo; a saber, que tanto su familia como él gozaran de buena salud. Se complacía en ver cómo los miles de turistas que visitaban la ciudad a diario, hacían lo mismo que él, aunque cada cual con su propio deseo. En cierto modo, el hecho de arrojar monedas en las fuentes, dotaba a Miguel de una confianza en el futuro cercana a la que tuviera cualquier creyente con dios. Y en, efecto, así era, pues su familia había gozado siempre de una excelente salud.
Un aciago día, la pequeña de la casa enfermó y fue el suyo un mal  tan extraño como doloroso. Los médicos que consultaron no daban con el diagnóstico correcto hasta que uno de ellos la definió como una enfermedad rara, cuyo remedio se hallaba en los Estados Unidos. Miguel se sintió hundido. Todas las monedas echadas, todas las fuentes sobre las que había vertido su fe durante su vida, no habían servido para nada. Se sintió traicionado y ahora, en su larga marcha hacia al trabajo, despreciaba con la mirada a todas y cada una de las fuentes con las que tropezaba. De hecho, trataba de evitarlas.
El médico insistía en que el tiempo se acababa, pero ellos, en su dolorosa modestia, nada podían hacer para cubrir unos gastos tan enormes. Fue entonces la mujer de Miguel quien tomó la iniciativa con una campaña en los medios para recaudar dinero. Tanto empeño puso que pronto el ayuntamiento se ofreció para sufragarlo. Miguel, honesto como pocos, manifestó sus dudas sobre aceptar dinero de los contribuyentes para salvar a su hija, pues una cosa era un donativo voluntario y otra muy distinta usar el dinero de todos. El alcalde le tranquilizó diciéndole que el dinero que habían recaudado, y de sobra además para ayudar a otras familias, provenía de las fuentes de la ciudad.

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