Como
lector, vivo anclado en el siglo XIX. De vez en cuando, me doy una escapada por
el siglo XX o por el siglo XXI con desiguales resultados. Mis dos últimas
incursiones fueron el mes pasado con dos escritores españoles cuyas novelas me
dijeron menos que un encefalograma plano; y
es una pena porque sus historias pintaban bien. Por eso, aquí estoy de
nuevo, siglo XIX. Bienvenido, señor Oblómov. Para mí ese siglo es ir sobre
seguro, me imagino que se debe a que sus autores han sido consagrados por la
historia. Los escritores actuales buscamos que nos lean, algunos con más
fortuna que otros, y aun nos quedan muchos años para saber nuestro lugar como
autores, por lo que, pienso, es más fácil para el público tropezarse con
novelas que no les agraden. Es muy complicado ir sobre seguro. Para mí
significa vivir una plena e intensa contradicción: lector del siglo XIX,
escritor del siglo XXI.
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