Lo sé todo,
absolutamente todo sobre ellos. Que se aparten de mi vista los móviles y ese
internet del demonio. No los necesito. Mira cómo se saludan y se sonríen; si supieran lo que yo sé de ellos
hasta se pegarían. Cuántas amistades se romperían, cuántos matrimonios
deshechos si me fuera de la lengua. Ah, qué tarde particularmente aburrida
esta. Vaya, por fin se acerca alguien.
-Ave María purísima.
-Sin pecado concebida.
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