Alguna
vez me han preguntado cuál de los X-men querría ser, y yo les he contestado que
Tormenta. Ante su cara de estupefacción, lógica pudiendo elegir ser Magneto o
Lobezno, les explico. Trabajo diez meses al año con adolescentes, trabajo que
adoro. No obstante, cuando llega el verano, los adolescentes no solo no
desaparecen de mi vida sino que atestan la piscina comunitaria con sus gritos,
porque hablan gritando a pesar de estar uno al lado del otro, con sus volteretas competitivas ante sus
amigas, con sus móviles… Entonces, yo, desde la ventana, invoco los poderes de
Tormenta, vuelco los ojos en blanco y provoco el diluvio universal sobre la
piscina para que se vayan. Por otro lado, nada nuevo bajo el sol, porque me
imagino que eso, o peor, era lo que imaginaban los vecinos de mi barrio cuando
llegaba el verano y mis amigos y yo no salíamos de la calle, gritando, haciendo
partidos de fútbol hasta que venía la policía, rompien…Bueno vamos a dejarlo
aquí.
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