lunes, 31 de agosto de 2015

REFLEXIÓN CREATIVA

Las películas malas son necesarias.
Si no, ¿cómo disfrutar de las buenas?

En mi caso hay un añadido de carácter creativo. Cuando veo una película mala, una de esas que te aburre hasta el tuétano, mi imaginación se dispara, no para tratar de reparar lo que estoy viendo, eso no tiene remedio, sino para crear otras historias. Es muy efectivo, pero para que realmente funcione tengo que estar viendo esa peli en un cine, que me duela haber pagado. La tentación de abandonar la sala la venzo, no solo con lo que frustra reconocer que se ha tirado el dinero, sino con mi imaginación. Cuando termina, salgo con dos o tres historias prometedoras en la cabeza. Eso, claro está, no funciona con la televisión. El mando a distancia me lo impide.

No hay comentarios:

Publicar un comentario