domingo, 2 de agosto de 2015

PRÓLOGO

Este es el prólogo de la novela en la que estoy trabajando en estos momentos

Decía Oscar Wilde que en este mundo solo hay dos tragedias: una es no tener lo que deseas y la otra, tenerlo. ¿Cuál es la tuya? La pregunta no da más que esas dos alternativas, ambas crueles, pero necesarias, supongo. Blanco o negro, ¿acaso no hay grises? No en el amor; o amas o no amas, no hay lugar para los términos medios. No podemos enamorarnos a medias, del mismo modo que no podemos morirnos a medias. Lo cierto es que yo tampoco me siento capaz de contestar tan drástica cuestión, pero sí estoy en disposición de contarte una historia sobre la primera parte de la sentencia del insigne irlandés, aquella en la que no tenemos lo que deseamos. Se trata de una historia de amor, por supuesto; una pequeña, como la tuya o la mía, o como la del vecino. Sí, ese tío al que no soportas porque siempre fuma en el ascensor y sube el volumen de la música sin consideración a los demás; ese también tiene su historia de amor, pero no la contaré aquí, ni en ninguna otra parte porque es muy aburrida e incluso desagradable. La que nos ocupa en este libro tiene, no obstante, un no sé qué, un especial encanto que te impulsará a leerla hasta el final. Comienza pues esta pequeña aventura por el corazón de sus protagonistas.


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