miércoles, 30 de mayo de 2018


Hay una respuesta que tengo preparada en la cabeza por si alguna vez me hacen la pregunta. Creo firmemente en esa respuesta. Estoy convencido de que contribuiríamos a la igualdad si todos contestáramos esa respuesta cuando nos lo pregunten, si se dan las circunstancias, claro. Y sucedió: me preguntaron. Pero me cogió totalmente desprevenido. Dita sea.
Fuimos a comprar para un regalo una pluma estilográfica.
Entonces, el dependiente, sin avisarme, sin prevenirme, así, como quien no quiere la cosa, y sin mirarme, me hizo la maldita pregunta: ¿la quiere para un hombre o una mujer?
Tenía la respuesta, la tenía, pero se me escapó, no la dije. No la esperaba para una pluma. No le contesté “para una persona”.
Lo que daría por verle la cara al decírsela, pero me lo perdí porque no dije algo que creo y defiendo.
Estoy por entrar en una juguetería para resarcirme. Ahí fijo que me hacen la pregunta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario