miércoles, 23 de mayo de 2018


Nadie pone en duda, pero nadie, ¿eh?, ni siquiera los griegos, que los dioses griegos son ficticios. Nadie cuestiona la autoría y el mérito de los antiguos griegos en ello. Les servían para moralizar y crear metáforas cojonudas.
Nadie pone en duda, ni siquiera los egipcios, que los dioses egipcios fueron creados por algunos egipcios para controlar y atemorizar al resto de los egipcios.
¿Entonces por qué no sucede así con las religiones monoteístas? ¿Por qué se cree todo a pies juntillas? ¿No es lo mismo? ¿En qué momento perdimos la perspectiva? ¿La recuperaremos alguna vez?
Un ejemplo griego: Zeus se transforma en cisne para seducir a Leda y la deja embarazada (de esa unión nacen Cástor y Pólux).
Reacción del personal, siglo XXI: qué asco, zoofilia, menuda imaginación, qué pervertido el Zeus este, qué rebuscados estos griegos con su mitología.
Un ejemplo cristiano: Dios baja a la tierra como Espíritu Santo y, en forma de paloma, deja embarazada a María (de esa unión nace Jesucristo)
Reacción del personal, siglo XXI: palabra de Dios.
Amén.


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