jueves, 4 de enero de 2018

EULALIA (relato)



Eulalia se había pasado la vida limpiando casas. Lo hizo desde que terminara la guerra, con ocho años. La dictadura entera la pasó limpiando para los demás. Tuvo que hacerlo si quería sobrevivir. En medio de todo ese periodo se casó y tuvo tres hijas, que crió sola tras ser abandonada por su marido. A todas les dio estudios a base de limpiar; incluso alguna alcanzó la universidad. Sus hijas eran su orgullo, como también lo empezaron a ser sus nietas.
Un día, corrían ya los primeros años de la democracia, Eulalia se dio los dos primeros caprichos de su vida para celebrar el retiro que le permitía la posición de sus hijas. El primero, un vestido elegante, necesario para conseguir su segundo capricho. No se reconocía con aquel vestido al verse reflejada en los escaparates. Cogió el tranvía para llegar al centro. Le daba algo de vergüenza que en su barrio la vieran entrando en un local de esa clase, pero, sobre todo, que el dependiente la reconociera. El centro era más seguro; allí podría mentir con éxito.
Se bajó en la parada de la plaza mayor. Callejeó un poco hasta que, por fin, encontró lo que quería. Miró preocupada a ambos lados de la calle antes de entrar en aquel negocio, donde iba a conseguir su segundo capricho. Se acercó temerosa al mostrador, tanto que quiso huir y volver a su casa, pero era tarde, el dependiente ya le había saludado.
            -Sí, verá, buenos días. Andaba yo buscando uno de esos libros que se usan para aprende a leer y escribir-En ese momento, Eulalia inclinó la cabeza hasta el dependiente para hablarle en voz baja- Es para mi nieta, ¿sabe usted?

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