Hay veces que es mejor
vivir en la ignorancia. Pongamos que aprecias mucho a un artista y, de pronto,
te tropiezas con un capítulo muy oscuro de su pasado. Sospecho que mi aprecio
no será el mismo. Por ejemplo, me entero el otro día de que Pablo Neruda tuvo
una hija a la que abandonó cuando esta tenía dos años. La niña nació con una
hidrocefalia severa y acabó muriendo a los 8 años. Neruda nunca la volvió a
ver, se desentendió no solo de ella sino de su ex mujer a la que casi nunca
ayudó. Uff, creo que me será inevitable pensar en ello cuando oiga o lea sus
poemas de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario