Hay veces que es mejor
vivir en la ignorancia. Pongamos que aprecias mucho a un artista y, de pronto,
te tropiezas con un capítulo muy oscuro de su pasado. Sospecho que mi aprecio
no será el mismo. Por ejemplo, me entero el otro día de que Pablo Neruda tuvo
una hija a la que abandonó cuando esta tenía dos años. La niña nació con una
hidrocefalia severa y acabó muriendo a los 8 años. Neruda nunca la volvió a
ver, se desentendió no solo de ella sino de su ex mujer a la que casi nunca
ayudó. Uff, creo que me será inevitable pensar en ello cuando oiga o lea sus
poemas de nuevo.
domingo, 31 de enero de 2016
jueves, 28 de enero de 2016
La vida en el rostro (relato)
Soy maquilladora. Me
encanta mi trabajo. Lo que más me gusta es hablar con los clientes, aunque la
mayoría de las veces he de hacerlo mentalmente o en un susurro casi
imperceptible. A veces les cuento mi vida, pero en la mayoría de las ocasiones
les adivino las suyas. He aprendido a imaginarlas observando sus rostros. Hay
quienes reflejan al instante la vida maravillosa que han tenido; otros, solo me
muestran desgracias y dolor, pero yo trato de reconfortarles y eso me hace
sentir bien mientras les maquillo, aunque desde luego, he tenido clientes que
me han hecho llorar. Es demasiado pronto para que yo les maquille, demasiado
injusto. Luego, con mucha discreción, recojo mi equipo, me acerco a los familiares
para darles el pésame y me marcho.
domingo, 24 de enero de 2016
El año pasado me
presenté al premio Nadal. Como es obvio, no gané. Sin embargo, me quedó una
sensación similar a cuando pongo la Primitiva, solo que mejor, porque con el
premio Nadal estuve soñando unos cuatro meses y con la Primitiva solo sueño un
par de días (desde que la pongo hasta que compruebo que no he sacado ni el
reintegro). Cuando supe el fallo del jurado del Nadal no me entristeció lo más
mínimo y lo achaco a los veinte años que llevo jugando, y soñando, a la
Primitiva sin que me toque nada. La buena noticia es que ahora estoy más que
animado a seguir concursando. Este año me presentaré mínimo a dos…y a soñar.
jueves, 21 de enero de 2016
NEWTON (relato)
Al final lo
conseguiste. Te enseñaron a competir en la escuela. Eras el mejor de la clase.
¿Te acuerdas? Claro que te acuerdas. En el instituto te machacaron con sacar
las mejores notas, aunque a ti, en
realidad, te gustaba esa canción. En la universidad continuó la competición,
pero ahora era de élite, el más alto nivel. Las matrículas de honor tenían más
mérito. Sí, competiste y lo conseguiste. Por eso te llamaron de aquella
megaempresa. A partir de entonces no hiciste más que continuar compitiendo, y
escalaste; no paraste de subir pisos hasta alcanzar el último, la dirección.
Entras en tu anhelado
despacho. Piensas en sus hermosas vistas desde allá arriba. Sí, has luchado, te
ha costado lo tuyo. El colesterol lo tienes disparado, la última angina de
pecho te ha dejado un tanto acojonado, tu exmujer está felizmente casada, tus
hijos no quieren verte, no tienes amigos con los que compartir tu éxito. Sí, hermosas vistas desde tu despacho. De
hecho, piensas que desde esa altura no puedes fallar.
domingo, 17 de enero de 2016
¿REGRESAMOS AL FUTURO?
Debo de haberme portado muy bien, porque los Reyes Magos me han dejado una máquina del tiempo, y no una cualquiera, sino aquella que en 1985 construyera Doc Emmett Brown en un Delorean.
jueves, 14 de enero de 2016
ESTOY LIMPIO (microrrelato frustrante)
Estoy limpio. Lo he conseguido. Llevo dos meses sin pensar en ti. Ay,
no, claro, ahora ya no.
Joder, qué rabia.
domingo, 10 de enero de 2016
JE VOLE
Es imposible no emocionarse con esta pequeña joya. Louane Emera cantando en una audición con el lenguaje de los signos para que le entiendan sus padres sordos. La canción es del mítico Michel Sardou, Je vole, y la escena es de la película La familia Bélier.
martes, 5 de enero de 2016
LA MALDAD Y EL PLACER (relato no apto para menores de diez años, más o menos)
Susana avanzaba con
paso vivo por los pasillos del colegio. Deseaba correr pero temía que cundiera
el pánico. En cualquier caso, debía llegar al patio antes de que ocurriera una
desgracia irreparable. El chivatazo se lo había dado uno de sus alumnos de
primaria. Era horrible. No podía creer que la mente de una niña pudiera
albergar tanta maldad. Paula ya era de por sí una alumna problemática, con
infinidad de reuniones inútiles con sus padres, pero esa acción, la que
pretendía llevar a cabo en el patio, cruzaba todos los límites. Era cruel. No
había tiempo ahora para lamentaciones ni para buscar unas explicaciones que ya
se sabían; lo importante era detenerla, pero en pleno recreo era difícil
caminar entre tanto alumno ajeno a la tragedia que estaba a punto de
consumarse. Con cada profesor que se tropezaba, Susana preguntaba por Paula y
todos le respondían que la habían visto ir al patio. No quedaba tiempo, era
preciso correr y eso hizo. Cuando llegó al patio comprendió que era tarde, que
no podría evitarlo. Paula estaba de pie en el centro de aquel espacio destinado
para el esparcimiento lleno de criaturas que no alcanzaban los diez años.
Sonreía ante lo que estaba a punto de hacer y en su sonrisa cohabitaban la
maldad y el placer, bastante cómodas, por cierto. Susana hizo por llegar, por
gritar pero Paula ya había cogido aire, solo le quedaba gritar y lo hizo,
desgarradoramente. La tragedia estaba servida.
-¡Los Reyes Magos son los
padres! ¡Los Reyes Magos son los padres! ¡Los Reyes Magos son los padres!
viernes, 1 de enero de 2016
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