Os
presento a mis vigilantes literarios. Los tengo a ambos lados del ordenador y
vigilan mi calidad literaria al escribir. El de la izquierda es Victor Hugo,
que con su mirada furibunda me deja claro que no va a pasarme ni una. El de la
derecha no creo que necesite presentación. En cuanto le oigo cargar su escopeta
recortada (cosa que hace, por supuesto, con una sola mano) sé que debo de haber
cometido algún error y lo busco para corregirlo de inmediato. Formamos un buen
equipo.
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