No me gustan los
ascensores. No es que sea claustrofóbico pero cuando estoy dentro siempre pienso
que se van a parar y cuando los estoy esperando por fuera siempre pienso que me
van salir zombis cuando se abra la puerta.
Cuando único estoy
tranquilo en un ascensor es cuando vengo de hacer la compra en el supermercado.
Mientras se eleva miro las bolsas y compruebo aliviado que sobreviviría a un
parón con todos los víveres que llevo conmigo. Hasta tengo papel higiénico y
todo.
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