Al Fascista español.
Estimado ignorante:
No sé por qué extraño
mecanismo tu cerebro entumecido ha interpretado que eres necesario en estos
momentos. No te equivoques: nunca has sido necesario, y mucho menos ahora.
Nadie te ha llamado,
nadie te ha convocado.
No nos haces un favor.
A la humanidad, así,
en general, tampoco le haces un favor.
No eres la solución de
nada; más bien, eres el problema donde quiera que vayas.
Cada vez que levantas
el brazo derecho y abres esa boca, aparte de olerte el sobaco y el aliento, mancillas
el nombre de España y la libertad de expresión.
Cada vez que cantas tu
himno revelas un profundo desconocimiento de lo que representa, porque,
básicamente, no lo viviste; dudo, incluso, que sepas lo que significa y para
qué espantosa gloria se compuso.
Tu odio, totalmente
injustificado, déjatelo dentro, o haz yoga o pilates, porque nosotros no lo
queremos. No nos sirve para nada y solo te define como el amargado que eres.
Da igual lo que
grites, da igual lo que escrachees, da igual lo que rompas, da igual a quien
golpees, no eres nada porque cada vez que gritas, escracheas, rompes o golpeas
nos das la razón. ¿No lo entiendes?
Y somos más, muchos
más.
Tú solo haces ruido
para ofender a España. Para ofendernos a todos.
Haznos un favor y
quédate en tu cueva.
Para siempre.
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