-¿De qué se les acusa?
-De inocular nuestra
ideología en los niños, de fanatizar a parte de la juventud después de dejarla
sin empleo justificándolo con la crisis económica, de dividir a la sociedad, de
enfrentar a hermanos contra hermanos detrás de una bandera, de despreciar a la
otra mitad, de manipular, de tergiversar la historia, de buscar falsos
culpables para disimular nuestro desastroso gobierno y nuestra corrupción, y que la gente, nuestra
gente, los nuestros, aquellos por los que derramaríamos nuestra sangre, miren a
otro lado, de destrozar el estado del bienestar, de llevar a nuestra tierra a la ruina, de que
la abandonen aquellos que la amaban y eran felices prosperando en ella, de importarnos una mierda, de falta de
decencia política, de falta de coherencia, de falta de democracia, de
hipocresía, de cinismo, de insensatez, de no querer rectificar, de caer en el
abismo, en la oscuridad.
-¿Y cómo se declaran?
-Inocentes, por
supuesto.
-¿Cómo dicen?
-Es que conseguimos la
independencia.
-Ustedes no tienen
vergüenza.
-Y nosotros no
reconocemos la autoridad de este tribunal.
-Pero si lo
constituyeron ustedes.
-Por eso.
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