Empezamos
este telediario conectando directamente con la localidad de….,donde se
encuentra nuestra compañera Sonia Hernández. Cuéntanos, ¿es cierto que el
ejército ha aislado a la población?
Sí,
compañeros, os confirmo la decisión que ha tomado hace apenas una hora el
ministro del interior. Es más, se ha dado la orden de disparar sobre cualquier
persona que salga del perímetro de seguridad, sea, mujer, niño, anciano,
adulto…
¿Se
sabe de algún infectado que haya podido traspasar ese perímetro?
Sí,
sospechamos que un infectado ha podido alejarse de la ciudad, pero no sabemos
si ha sido por despiste del afectado o por una distracción de los soldados. Un
momento, un momento, oigo disparos. Sí, compañeros, os confirmo que son
disparos. Veo, veo un hombre que sale de la arboleda. Oh, dios mío, está
corriendo hacia nosotros.
Hemos
visto, señores y señoras cómo el infectado ha sido abatido justo antes de
alcanzar a nuestra enviada especial. Vemos cómo llegan los cuerpos de élite del
ejército y cubren de inmediato al cadáver con un plástico. Se llevan a nuestra
compañera y el cámara, suponemos que para comprobar que no han sido alcanzados
por el virus. Por favor, no se acerquen a la localidad bajo ninguna
circunstancia; sabemos que el virus es muy agresivo.
Sí,
precisamente en este punto, vamos a hacer una recapitulación de lo sucedido
hasta ahora.
Hace
unos diez días, en la localidad de…. surgió un terrible brote de honestidad
tipo ab3v, altamente contagioso. Hasta donde se ha podido saber el agente transmisor
podría haber sido un profesor de filosofía retirado que pudo haber contagiado a
un grupo de alumnos de bachillerato en una charla sobre epistemología. Fuentes
no oficiales han asegurado que ninguno de los chavales se copió durante el
siguiente examen, por lo que la dirección del centro activó el protocolo para
estos casos.
Los
profesores quedaron perplejos al comprobar que los funcionarios encargados de
esta emergencia, no solo acudieron de inmediato al lugar de los hechos, sino
que esa misma mañana no habían empleado ni un minuto de más en su tiempo para
el desayuno.
En
las oficinas de la alcaldía ha corrido el rumor de que los administrativos no
han regresado del desayuno con las bolsas de la compra y de inmediato el pánico
se ha apoderado de todos. La situación se ha llegado a descontrolar hasta tal
punto que algunos guardias urbanos, antes de multar, han dado una segunda
oportunidad a los infractores de tráfico en faltas menores. Semejante
flexibilidad en la toma de decisiones no ha tardado en saberse en el ministerio,
mandando este desde la capital a un equipo de fuerzas especiales.
El
obispado ha enviado a un representante al comprobarse que el sacerdote de la
localidad ha casado a una pareja de homosexuales, aunque las fuerzas de
seguridad no le han permitido el paso. “Para ser honestos, dios nos quiere a
todos por igual”, ha declarado el sacerdote afectado por el brote.
Un
cocinero de reconocido prestigio, cuyo restaurante se encuentra en el epicentro
del brote, declaró, y citamos textualmente, “Honestamente, creo que puede haber
alguna comida mejor que la española”
Parece
ser que los primeros síntomas de la enfermedad se reconocen con facilidad pues
los afectados expresan sus opiniones empezando siempre con “honestamente” o
“para ser honestos”
Todos
los negocios han devuelto el cambio correctamente y los minusválidos han podido
aparcar en los sitios reservados para ellos.
En el juzgado los asuntos
pendientes se han resuelto todos en un día al confesar los implicados su
responsabilidad en los hechos que se les imputaban.
El
caso ha trascendido y la Unión Europea, además de mostrar su solidaridad ante
los terribles momentos por los que pasa el pueblo español, ha ofrecido su ayuda
para que semejante brote no cruce Los Pirineos.
Ayer
mismo, la Organización Mundial de la Salud, pidió disculpas en un comunicado
escueto por no haber previsto la situación.
En
nuestro país se han paralizado todas las actividades, incluido las deportivas,
a la espera de que el brote remita.
Atención,
parece que nuestra enviada nos pide paso. Parece que el virus no la ha tocado.
En
efecto, compañeros, por fortuna el ejército pudo abatir al infectado antes de
que pudiera dirigirme la palabra.
Vimos
que lo envolvían en un plástico.
Sí,
es un aislante. Después lo han introducido en una especie de ataúd de plomo y
hemos sabido que lo han trasladado a la incineradora. Y aquí viene lo peor,
compañeros. Parece que las desgracias no vienen solas: el alcalde de la
localidad ha dimitido al reconocer que puede haber personas más capacitadas que
él para ocupar ese cargo.
Vaya,
parece que la situación se está desbordando. Nos acusan con facilidad a los
medios informativos de alarmar a la población, pero ya han visto, señores y
señoras, que la gravedad del caso hace que les mantengamos informados por su
seguridad.
Atención,
nos llega una nota del ministerio. Parece ser que, dada la contundencia con la
que el brote ha entrado en la alcaldía, el ejército ha ordenado bombardear la
localidad.
Desde
la redacción de este telediario pensamos, honestamente, que es una decisión
equivocada. ¿Qué pasa?, ¿por qué me miráis todos así?
Ya te hice el comentario en el foro, pero te lo copio aquí para tenerte fichado...
ResponderEliminarMe gusta el final :). La idea del relato es buena, un virus desconocido que ataca la moral de las personas. La honestidad se define como el valor de decir la verdad, ser decente, recatado, razonable y justo. Algo muy en falta hoy en día, sobre todo en el estamento público más visible, que es el que debe dar ejemplo.
He visto un pequeño desliz y es el profesor de filosofía, que estando retirado difícilmente podía haber dado clase a sus alumnos. Así pues, ¿son los profesores de filosofía las cepas de este contagio? ¿Kant, un catalizador?
Un ejercicio entretenido.