Las cientos de personas
que se manifestaron el otro día en el Valle de los Caídos no solo avergüenzan a
España, sino que son la prueba de una Transición a la Democracia mal hecha. Una
Transición que perdonó y no juzgó. En las circunstancias de la época, con más
de la mitad del ejército plenamente franquista, no cabía otra cosa, de acuerdo.
Pero esto es lo que sucede cuando perdonas a los necios, que, no solo no te lo
agradecen, sino que te restriegan en la cara su necedad durante décadas.
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