Seguro que
recordáis esta película, Cadena perpetua. The Shawshank Redemption, en su
impronunciable título en inglés, basada en la novela homónima de Stephen King.
Una película que te llega al alma, una joya de la que te quedas prendado cada
vez que la pillas en televisión.
Pues no sé el
libro, pero la película tiene la metáfora más brutal que he visto nunca sobre
cómo estamos atrapados en este sistema consumista y cómo no solo no hacemos
nada por cambiarlo, sino que acabamos aceptando que pertenecemos a ese sistema.
Cuando el preso encarnado por Morgan Freeman dice, ante la posibilidad de la
libertad condicional, que no se ve viviendo libre puesto que lleva tanto tiempo
en prisión que se ha institucionalizado y estaría indefenso en la calle.
Lo dicho,
brutal.
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