sábado, 16 de diciembre de 2017



Seguro que recordáis esta película, Cadena perpetua. The Shawshank Redemption, en su impronunciable título en inglés, basada en la novela homónima de Stephen King. Una película que te llega al alma, una joya de la que te quedas prendado cada vez que la pillas en televisión.
Pues no sé el libro, pero la película tiene la metáfora más brutal que he visto nunca sobre cómo estamos atrapados en este sistema consumista y cómo no solo no hacemos nada por cambiarlo, sino que acabamos aceptando que pertenecemos a ese sistema. Cuando el preso encarnado por Morgan Freeman dice, ante la posibilidad de la libertad condicional, que no se ve viviendo libre puesto que lleva tanto tiempo en prisión que se ha institucionalizado y estaría indefenso en la calle.
Lo dicho, brutal.


No hay comentarios:

Publicar un comentario