Hay películas que me gustan no solo por
su valía en sí sino por los recuerdos que me traen. Es el caso de “La carrera del siglo” (1965). Cuando
la veo pienso en esas sesiones de tarde maravillosas que nos ofrecía Televisión
Española, cuando todavía la televisión era digna de ver. Recuerdo a mis
hermanos y a mí desternillándonos de risa con esta película, en especial con el
profesor Fate (magistral Jack Lemmon); recuerdo, un poco más tarde, cuando mis
amigos cinéfilos y yo salíamos de fin de semana, o nos reuníamos para jugar a las cartas y
siempre brindábamos como lo hacía el alcalde del pueblo del oeste donde
hospedaban a los pilotos; o usábamos nuestro grito de guerra “Necesito espacio
para luchar” o imitábamos al príncipe afeminado (también magistral Jack
lemmon). De vez en cuando nos enviamos algún mensaje por el móvil recordando
esas frases.


¿Y qué decir de la música compuesta por
Henry Mancini? Otra maravilla. Cuántas colaboraciones fantásticas nos dejó este
tándem que formaban Mancini y Edwards, el director de la película.
Cuánta maestría reunida en un film. Me
están entrando unas ganas locas de verla de nuevo.
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