Qué injusta es la vida (relato teatralizado)
Lugar: bar de pequeñas
dimensiones y pocos pero habituales clientes. Iluminación pobre, sonido
ambiente a cargo del televisor. Cerca de las doce de la noche.
Protagonistas: grupo de
amigos treintañeros compartiendo unas cervezas y unas risas.
Amigo 1: por cierto, ¿a que
no sabéis a quién me encontré el otro día?
Los demás amigos sugieren un montón de opciones, cada cual merecedora
de un nuevo trago de cerveza.
Amigo 1: no os lo vais a
creer. ¿Estáis preparados? A Marcos
El resto de amigos pregunta quién coño es Marcos.
Amigo 1: joder, tíos, a
Marcos, el del instituto, al que puteábamos.
El resto de amigos hace preguntas, con claro tono de asombro jocoso,
tipo “¿el picha floja?”
“¿la nenaza?”, “¿El donut?”
Amigo 1: sí, tíos, el mismo
Marcos. Le vi en el supermercado. No sé, ¿cuánto tiempo puede haber pasado?,
¿unos quince años? Pues ahí estaba.
Amigo 2 (todavía con el eco
de las risas por resintonizar con recuerdos divertidos a costa de Marcos): ¿Y
sigue igual de gordo?
Amigo 3: joder, era una
ballena, ¿os acordáis cuando le bajamos los pantalones en el patio?
Todos ríen y comienzan a rellenar el currículum con las numerosas
tropelías llevadas a cabo en la figura y persona del susodicho Marcos.
Amigos 4: ¿Y cuando le
hicimos limpiar el suelo del baño con la boca?
Más risas; uno de ellos está a punto de ahogarse con la cerveza.
Amigo 1: qué va, ya no está
gordo. Hasta que no le vi sonreír no le reconocí, al muy cabrón. Se le siguen
formando esos jodidos hoyitos en las mejillas cuando sonríe.
Amigos 2: ¿y hablaste con
él? ¿No se echó a correr ahora que no está gordo?
Más risas.
Amigos 1: si fue él quien
vino a hablar conmigo.
Amigo 2: ¿qué dices?, ¿y no
se echó a temblar?
Amigo 1: no, para nada.
Amigo 3: ¿y qué te contó?
Amigo 4: Sí, ¿qué coño hace
ese aquí? Yo lo hacía de drag queen en algún club del sur.
De nuevo ríen, pero con una diferencia que no todos aprecian y es que
el amigo 1 ya no ríe las gracias.
Amigo 1: no, no, es
directivo de APPLE en España.
Todos estallan en preguntas que más parecen protestas.
Amigo 1 (con tono de
resignación): sí, tíos.
Amigo 2: debe de ganar un
pastón, ¿no?
Amigo 3: Qué mierda, joder.
Amigos 4: seguro que se la
chupó a alguien para llegar ahí.
Amigo 1: pues me contó que
le eligieron por sacar el mejor expediente de la carrera…
Amigo 2: ¿Carrera?, pero si
era un desgraciado como nosotros.
Amigo 3: o más.
Todos asumen el tono de resignación del amigo 1. Silencio. Solo se oye
el televisor. Los cuatro tienen la mirada perdida. No les apetece seguir
hablando.
Amigo 1: luego llegó su
mujer y me la presentó.
Los tres tratan de contraatacar con comentarios sobre la fealdad de la
esposa de Marcos.
Amigo 1: que va, está
buenísima. Creo que es modelo.
Estallan todos en un reguero de protestas sobre lo injusta que es la
vida.